Thomas Yaksic Beckdorf, consultor, Theatre Projects Consultants, CT
Es momento para la creatividad. Los centros comerciales tradicionales están siendo reemplazados por centros urbanos, espacios de uso mixto donde se prevé y aspira a que las personas pasen buena parte de su tiempo. Esta suerte de “microciudades” y las artes escénicas se pueden beneficiar mutuamente si trabajan en conjunto: la cultura y, en especial, las artes escénicas, necesitan del dinamismo de la actividad económica para su sustentabilidad; a su vez, el comercio busca enriquecer su actividad con la cultura, atendiendo a consumidores en busca de experiencias crecientemente exigentes y únicas.
Cuando esta alianza cristaliza, el beneficio para las salas de espectáculos es que tales centros pueden financiar parte de los gastos operacionales del área cultural, en una ubicación privilegiada en la ciudad. Las “microciudades”, por su parte, se benefician de esta alianza, porque las audiencias de los teatros son potenciales consumidores de los servicios de la placa comercial. Además, esto enriquece la oferta de servicios y actividades para los consumidores, incentivando el que ellos pasen una gran parte de tiempo en estos espacios. En nuestro país un indicador de esta tendencia es la instalación de pequeñas salas de teatros en centros comerciales, pero el fenómeno que comentamos tiene proyecciones mucho mayores.
Una alianza entre desarrolladores inmobiliarios y comerciales con las entidades culturales puede ser de gran éxito para ambas partes, en un esquema de mutua integración y colaboración propio de una nueva etapa de maduración de la actividad cultural y económica de nuestro país. En los casos en que comercio y cultura ya trabajan en conjunto, aunque no materialicen aún el concepto de “microciudad”, el futuro inminente apunta a agrupar toda la actividad cultural que ofrecen esos espacios bajo una misma identidad artística y, desde luego, comercial.
Sin embargo, hay dos mitos que cabe despejar. El primero es que el público no está garantizado por la ubicación del teatro ni tampoco por el alto flujo de personas del centro urbano; el desarrollo de las audiencias depende de factores más complejos que la sola ubicación física del teatro, tales como la educación y, por cierto, la programación artística. El segundo es que el teatro no se va a financiar solamente por el aporte del comercio que bulla a su alrededor: la buena gestión artística y administrativa siempre será el gran desafío para el desarrollo masivo de las artes escénicas de calidad, en nuestro país como en cualquier otro.