Tras ser invitado a participar de este ejercicio de conversación, el gerente general de la Asociación de AFP, Fernando Larraín, hizo una contrapropuesta: quería que el diálogo fuera cara a cara. Tras recorrer las calles de Providencia, conoció a Virginia Ruiz. Este es el resultado un coloquio ciudadano.
Virginia Ruiz (VR): Para mí es muy importante tener esta conversación. Tengo 57 años y estoy muy cerca de mi jubilación, aunque creo que la opción para mí será seguir trabajando porque comencé a hacerlo recién cerca de los 40: antes me quedé en la casa cargo de mis hijos. Mi esposo, en cambio, ha trabajado 42 años sin parar en la misma empresa, él tiene 63 años y también está punto de jubilar.
Fernando Larraín (FL): La de su marido es una situación que muy pocos tienen y eso lo hace estar bastante mejor aspectado que muchísimos chilenos y que usted.
VR: No tengo idea de cuánto será mi pensión, así es que yo le digo a mi marido que él me va a tener que mantener el resto de mi vida. Mi sueldo es de $ 550 mil y cotizo por el total, pero lo he hecho por muy poco tiempo.
FL: Le cuento: El 10% de su cotización va para ahorro previsional y el resto a salud y otros temas. ¿Y a usted qué le pasa cuando ve que está cerca de llegar a la edad de pensionarse? ¿Siente esperanza o angustia?
VR: Soy bastante positiva y creo que podré reinventarme, pero sé que las condiciones económicas van a ser más bajas y es angustiante no saber si voy a poder mantenerme con esa plata, si voy a poder llegar a completar mis sueños. A pesar de que nosotros somos bien metódicos, también preocupa que al tener menos poder adquisitivo el sistema nos lleve de cierta forma a sobre endeudarnos.
La casa en que vivimos en Maipú es propia y mis dos hijos son adultos y ya terminaron de estudiar. Mi temor en este momento es poder mantener en el tiempo nuestro sistema de vida.
FL: ¿A ustedes les gustaría seguir trabajando si se sienten bien?
VR: A mí sí. Pero a mi marido no, lleva 42 años en la misma empresa y por la situación económica de su familia él salió a trabajar a los 8 años. Lo hemos conversado. Ha vivido más de la mitad de su vida trabajando en la misma empresa, con el mismo horario, viendo los mismos temas. Le cuesta asimilar que pronto será dueño de su tiempo, lo animo a que se reinvente, pero está nervioso pensando si nos alcanzará su pensión para mantener nuestro hogar. Él es técnico de aire acondicionado de una pequeña empresa y gana más o menos lo mismo que yo, hasta ahora su fondo previsional es cercano a los $ 85 millones. Entonces él me dice que si pudiera disponer de cierta parte de esos ahorros sería muy bueno. Entiendo que no se puede disponer de todo el ahorro como sucedió en otros países y que fue un fracaso y quedaron sin nada, pero sería bueno un porcentaje, de alguna manera que nos digan “aquí hay una parte de sus ahorros disfrútelos en lo que quiera”. Es bueno poder disponer de parte de tu esfuerzo porque si trabajaste por tantos años y pagaste responsablemente todas tus imposiciones cada mes, entonces deberías tener el derecho de poder utilizar parte de ese esfuerzo.
FL: Entiendo el punto y de alguna forma a uno le gustaría que fuera así. Pero como los salarios en nuestro país son bajos y prácticamente las dos únicas fuentes de ahorro que tienen las personas son la casa, como es su caso, y el ahorro previsional. Y como cada vez vivimos más años, ese dinero lo tenemos que utilizar para pensiones. Por eso creo que el Estado debe buscar formas para resolver de forma más amplia el problema de las personas que llegan a su etapa de vejez y alivianarles la carga. Por ejemplo el tema de la salud, de los medicamentos, el transporte, el tema de flexibilidad laboral, el acceso a la cultura, cómo las ciudades empiezan a funcionar mejor también para los adultos mayores. Pero si usamos nuestro fondo de pensión para otras cosas eso inevitablemente se traducirá en pensiones más bajas al final del día.
En el caso de su marido, hay que mirarlo bien, pero es probable que él tenga una pensión en torno a $ 450 o $ 500 mil que no es tan distinta al salario que tiene hoy, porque justamente es de las pocas personas que ha tenido continuidad en el tiempo y no tiene lagunas. Usted, por ejemplo, dejó de trabajar para estar en su casa.
También existen casos particulares y algunas personas pueden acceder a ciertos montos de lo que se llama excedente de libre disposición. Por ejemplo, una persona que durante sus últimos 10 años de salario obtuvo alrededor de $500 mil pesos mensuales y tiene una pensión calculada de 350 mil pesos, todo lo que signifique un extra sobre esa pensión puede sacarlo como excedente de libre disposición. Eso se puede hacer hoy en día y creo que debemos buscar mecanismos y formas para mejorar este sistema.
VR: Lo otro es que todo lo que nosotros ahorramos en la AFP la administradora lo invierte, entonces, ¿por qué nosotros tenemos que hacernos responsables si el negocio no funcionó? Creo que debiera ser un efecto compartido.
FL: Entiendo desde el punto de vista de un afiliado al sistema, pero en la práctica sí existe esa responsabilidad compartida, porque hay montos de los accionista incorporados. Con todo, cuando usted mira su cartola ve el monto que tiene acumulado y 3 de cada 10 pesos de esa suma los ha puesto usted y 7 de cada 10 son producto de la rentabilidad que es algo que hace que efectivamente ha hecho que los fondos hayan crecido. Pienso que nosotros tenemos que buscar soluciones hacia un sistema en donde se compartan mejor los riesgos y eso pasa no solo de desde la perspectiva que usted comenta, sino que también respecto del momento en que cada persona se jubila. Es distinto si te pensionas justo en un momento que hay una crisis versus una persona que lo hace en un momento al que al mundo le está yendo muy bien. Son cosas que no dependen de los cotizantes y de alguna forma hay que buscar espacios más colectivos.
VR: Creo que las comunicaciones debieran ser más amigables y explicar bien el momento oportuno para jubilarse o qué fondo es el mejor para cada edad.
FL: Eso es un tema complicado, porque, ¿qué pasa si yo le sugiero a usted cambiarse de fondo y después a ese fondo le va mal? Lo que sí está claro es que las personas que están cerca de su edad de jubilación no debieran estar en fondos de mucho riesgo y los jóvenes que están empezando no pueden estar en los fondos de menos riesgo porque eso va a significar malas pensiones en el futuro.
Uno de los problemas que tenemos es que el sistema tiene 38 años y Chile se ha transformado en esos años, es un país que creció tres veces en términos de ingreso, que redujo sus niveles de pobreza, que tiene mejores niveles de educación y todavía hay desafíos de desigualdad, pero también vivimos más años y enfrentamos nuevos fenómenos como la inmigración y claro tenemos que hacer cambios al sistema y revisarlo.
VR: La gente pide más y quiere seguir viviendo más o menos en las mismas condiciones. No se trata de grandes lujos, solo vivir tranquilos. Quiero estar en calma y no sentirme obligada a seguir trabajando porque yo he ahorrado. Yo solo quiero tener un mínimo racional asegurado.
Larraín: Creo que en el tema de pensiones hay dos temas grandes que cubrir rápidamente. El primero, es que debemos hacer un esfuerzo para mejorar las pensiones de las personas que más lo necesitan, o sea el pilar solidario. Pero también hay otro gran tema que apunta a un importante porcentaje de la población, como es su caso señora Virginia, el de su marido y el de mucha gente que cotizó y trabajó por mucho tiempo y que no necesariamente pertenecen al pilar solidario, pero que de todos modos sus pensiones van estar por debajo de sus expectativas, porque en el Chile de los ochenta y los noventa los niveles de salarios eran mucho más bajos y, por lo tanto, hay una generación de transición de la cual debemos hacernos cargo. Hay que avanzar en el sentido de acotar los niveles de incertidumbre y que las personas cuando llegan a ser mayores sientan que pueden seguir siendo un aporte a la sociedad y que esa sociedad a la que ellos dieron tanto trabajo y ayuda ahora les retribuye”.
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