Hasta el lunes, el Primer Ministro británico Boris Johnson apostaba a que los ingleses se inmunizaran frente al Coronavirus. Su plan consistía en dejar que el virus fluyera de forma natural y fuera infectando a la población para generar defensas, mientras que a aquellos que tenían tos persistente, recomendó protegerse y quedarse en sus casas durante 7 días. El resto –salvo los adultos mayores a quienes pidió no viajar en embarcaciones masivas–, podía seguir pululando tranquilamente por las calles.
El martes, sin embargo, en una conferencia de prensa, BoJo cambió drásticamente la estrategia. “Daremos vuelta la marea en 12 semanas”, prometió. “Pero esto sólo ocurrirá si tomamos los pasos y la acción colectiva necesarios”, advirtió el líder conservador, que ordenó el cierre de las escuelas este viernes y recordó a los británicos que “eviten reuniones en las que puedan transmitir la enfermedad y mantengan la distancia social. Entonces, los contagiados confirmados en Reino Unido superaban los 2.600, y las muertes alcanzaban la centena.
Horas antes del anuncio llegó a manos de BoJo un paper publicado por el Imperial College de Londres, liderado por el epidemiólogo Neil Ferguson (en la foto). En él, el también matemático y fundador del Centro MRC para el Análisis Global de Enfermedades Infecciosas, analizaba el impacto probable de múltiples medidas de salud pública para frenar y suprimir la propagación del coronavirus. El resultado: si Reino Unido continuaba con la estrategia de mitigación, aplicada hasta entonces, morirían del orden de 250 mil personas y colapsarían los sistemas de salud. En el caso de Estados Unidos, la cifra podría superar el millón de muertes.
Lo que hace el documento es comparar, con datos matemáticos, dos escenarios: mitigación y supresión. El primero, significa un cuidado relativo de máximo tres meses –no obliga el cierre total de escuelas–, lo que traería como consecuencia, un retorno al escenario anterior a la cuarentena a los pocos días de que la aislación finalice. El segundo, implica un lock out con mayor exigencia, y por un período no inferior a los 5 meses. Idealmente, hasta que exista la vacuna (ver aquí el documento completo).
“El mundo está frente a la crisis de salud pública más seria en generaciones”, señaló Ferguson. El informe explica que utilizando las estrategias de políticas que apuntan a mitigar la epidemia podrían reducir a la mitad las muertes y disminuir la demanda máxima de atención médica en dos tercios (en comparación a un escenario en el que no se hace nada para combatir el virus), “pero que esto no será suficiente para evitar que los sistemas de salud se vean abrumados. Por lo tanto, se requerirán intervenciones más intensivas y socialmente disruptivas para suprimir la transmisión a niveles bajos. Es probable que tales medidas, sobre todo, el distanciamiento social a gran escala, tengan que estar vigentes durante muchos meses, tal vez hasta que una vacuna esté disponible”, concluye el Ferguson.
El informe del centro de investigación parte del escenario más similar al que se ha enfrentado la humanidad con un virus sin una vacuna disponible: la pandemia de la gripe H1N1 de 1918, cuando al menos 18 millones de personas murieron alrededor del mundo.
El documento estaría en manos también de las autoridades francesas y en la Casa Blanca, según indican medios británicos y norteamericanos. En Chile, tanto expertos dentro del Ministerio de Salud, como en círculos de doctores e infectólogos del sector privado, también circuló el paper. Varios lo están monitoreando y poniendo en práctica sus recomendaciones.
Gurú contagiado
En su biografía en el Imperial, Ferguson señala que su investigación tiene como objetivo mejorar la comprensión de los factores epidemiológicos y los procesos de población que configuran la propagación de enfermedades infecciosas en poblaciones humanas y animales. “Con los avances recientes en la disponibilidad de datos (tanto epidemiológicos como moleculares) y la computación de alto rendimiento asequible, los modelos matemáticos de propagación de enfermedades infecciosas ahora ofrecen el potencial de proporcionar análisis predictivos y cuantitativos de estrategias alternativas de control y tratamiento de enfermedades, así como una visión cualitativa de la procesos no lineales complejos que dan forma a la replicación y evolución de patógenos. Por lo tanto, un aspecto importante de mi programa de investigación es desarrollar las herramientas estadísticas y matemáticas necesarias para que estos modelos cada vez más sofisticados sean rigurosamente probados y validados contra datos epidemiológicos, moleculares y experimentales”, apunta ahí mismo.
Irónicamente, y tras participar en el anuncio de Downing Street, Ferguson reconoció tener algunos de los síntomas de la pandemia. “Suspiro. Desarrollé una tos leve pero seca y persistente ayer y me aislé a pesar de que me sentía bien. Luego desarrollé fiebre alta a las 4 am de hoy. Hay muchos Covid-19 en Westminster ”, escribió en Twitter. Horas más tarde confirmó su diagnóstico. “Me hice el test dada mi proximidad reciente a las personas que lideran la respuesta británica. Positivo. Lo que es una experiencia rara – estar infectado por el virus que uno está modelando”, posteó en la red social.
La entrada Neil Ferguson, el epidemiólogo que sigue la Casa Blanca y cuya tesis volcó la estrategia de Inglaterra se publicó primero en Revista Capital.