
Era la primera vez que Rafael Guilisasti y Eduardo Bitran se veían las caras, desde que en septiembre pasado el empresario vitivinícola anunció que dejaba el consejo consultivo de Corfo –corporación encabezada por Bitran– para, según se conoció días después, asumir la presidencia de las sociedades cascadas de SQM. La determinación marcó un quiebre entre ambos, que está lejos de sanar. Bitran acusó al empresario de partir a la contraparte con información privilegiada sobre la estrategia de Corfo en el juicio arbitral que mantienen con SQM por la explotación en el salar de Atacama y pidió a Contraloría pronunciarse sobre la legalidad de la salida de Guilisasti, lo que aún no ocurre.
Guilisasti ha asegurado, por su parte, no haber incurrido en ninguna falta la probidad.
Desde que comenzó la controversia, no se habían vuelto a ver. Eso cambió a principios de mes, cuando ambos llegaron a la Viña Santa Rita para la premiación de Diario Financiero de las mejores empresas y empresarios 2015. Aunque no estaban en la misma mesa, se divisaron a la distancia. Y, si bien se observaban de vez en cuando, como es natural dadas las circunstancias, no hubo amagos de acercamiento.