Todos los días, el empresario de 76 años, que llegó a tener el 5% del PIB de Chile, llega a su oficina, ubicada en la calle Nueva York. “Está tratando de levantar negocios”, cuentan sus cercanos. Proyectos vinculados al mundo inmobiliario. “Tiene ciertas propiedades, sobre todo en el sur, que está tratando de vender”, agregan.
Tras la confirmación por parte de la Corte Suprema de la quiebra de Curauma, la fiscalía de Delitos de Alta Complejidad Oriente solicitó audiencia para formalizar a Manuel Cruzat por quiebra fraudulenta. Junto al empresario, también serán imputados los ejecutivos Antonio Espinoza Pizarro, Eduardo Romo Martínez y Ricardo Muñoz Parra a principios de noviembre. Hasta ahora, la fiscalía no ha tenido ningún tipo de acercamiento con ninguno de los involucrados en la causa.
El empresario se está haciendo asesorar y pretende “realizar una defensa activa”, señalan en su círculo más íntimo. Confía en que saldrá “airoso” y que podrá “revertir las acusaciones en su contra”, dicen. Actualmente, vive en una casa que arrienda en el sector de San Damián, cercana a la que tenía en Charles Hamilton, la cual pasó a manos de Leonidas Vial, controlador de LarrainVial, quien le habría prestado dinero para saldar deudas.