Por: Álvaro Peralta Sáinz
Foto: Alejandro Barruel
Más que un error, una de mis frustraciones más grandes de la vida ocurrió en 1974 en la Universidad de Chile, cuando no me dejaron titularme de Sociología simplemente porque pensaba distinto. Sin embargo, al final esta situación me permitió reinventarme, porque después de dejar la universidad entré al PNUD. Y ahí pude trabajar como en la administración pública pero en un organismo internacional, lo que fue un gran aprendizaje para mí y de alguna manera me fue preparando para dedicarme después a lo vecinal y comunitario. Esto último la verdad es que se dio de manera natural por vivir en Providencia y pensar en alguna forma de contribuir a mi comuna. Y desde ahí nunca más paré.
Uno aprende en la vida todos los días y las convicciones muchas veces hay que adaptarlas al día a día. Y eso sucedió en mi trabajo como alcaldesa, porque para mí el concepto de vecinos es un concepto amplio que comprende a quienes viven, trabajan, estudian y hasta se divierten en la comuna. Con esa convicción convocamos a los vecinos a nuestros cabildos, pero sólo se sintieron llamados los residentes. Y de esta instancia salió la nueva ordenanza de alcoholes, que en realidad era una necesidad de sólo esos vecinos. Mi error –y el de mi equipo– fue no darnos cuenta de que faltaba el resto: estudiantes, emprendedores gastronómicos y trabajadores. Por todo esto, se produjo una crisis en mi gobierno comunal. Entonces hubo que volver a sentarse a discutir –ahora con todos– y sacar una nueva ordenanza. Fue duro, pero fue un aprendizaje. Un aprendizaje en relación a que cuando uno hace estas propuestas, debe saber comunicarlas a la gente y de alguna manera también encantarla para que participe.
Lo del matrimonio de mi sobrino fue un error absoluto. Ahora, se trataba de mi oficina, no de todo el palacio. Y fue un matrimonio civil, nada más. No hubo ni fiesta, ni champaña chorreando por las escaleras ni nada parecido. Yo le pregunté al contralor municipal de forma verbal si se podía hacer y él me dijo que si era en mi oficina y fuera de horario, no había problema. Pero claro, eso es algo que no puede pasar en la administración pública y menos en un municipio como Providencia, que estaba siendo tan mediático en ese momento. Fue un error y he pedido disculpas las veces que ha sido necesario...