Una de las noticias más comentadas el año pasado en la industria del vino chileno fue la venta de viña Veramonte al grupo español González Byass, que adquirió el 65% de la propiedad que estaba en manos de Agustín Huneeus y su familia. Pero este legendario viñatero chileno, que elabora vinos como Quintessa y Flowers en EE.UU., elegidos entre los mejores de Napa y Sonoma, está lejos de retirarse.
Propietaria de la marca Tío Pepe, la empresa nacida en Jerez obtuvo, mediante la transacción, dos bodegas y centenares de hectáreas de viñedos repartidos en Casablanca y Colchagua. Huneeus, sin embargo, se quedó con una buena cantidad de terrenos, con bosque nativo y plantaciones de parras, en el valle de la V Región, del cual fue uno de sus precursores. Allí no descarta levantar un nuevo proyecto: ha conversado la posibilidad de embotellar un merlot de alta gama.
La cepa francesa tiene una historia compleja en Chile. En muchas viñas se la identificó mal (en realidad se trataba de carménère) y ha sido plantada en lugares que no la favorecen. No obstante, algunos enólogos creen que el merlot nacional, en especial el de Casablanca, puede dar vida a grandes vinos. Es como un secreto a voces que busca su oportunidad. ¿Será el momento, por fin?