Por: Rodrigo Castillo C.
Plaza Baquedano, sábado 3 de febrero. La misma Plaza Italia que oficia de templo de las catarsis deportivas nacionales devenida en chicana de alta velocidad. Es el Antofagasta Minerals Santiago E-Prix, una categoría que define no solo el futuro de la industria, sino del automovilismo. Aquí, en la capital de Chile, justo al salir de la estación del metro Baquedano.
Hong Kong, Roma, París, Nueva York, son algunas de las ciudades que recibirán en 2018 alguno de los E-Prix, como se denominan a las carreras de la Fórmula E. La categoría que oficiará como heredera, designada por la poderosa FIA (Federation Internationale de l’Automobile), para continuar con la adrenalina y el negocio de la Fórmula Uno. Claro, en un horizonte sin motores de combustión basados en hidrocarburos...
Un estudio de Internacional Cooper Association (ICA) indica que un auto convencional hoy cuenta con cerca de 23 kg de cobre. Uno híbrido, en promedio utiliza 40 kg, mientras que uno full eléctrico puede tener más de 80 kg del metal rojo entre sus componentes.
En 2017 se construyeron en todo el mundo unos tres millones de vehículos con emisiones cero, gracias a sus motores alimentados por batería.
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